¿Se le puede enseñar a un niño ser feliz?
Según varios expertos en el tema opinan que sí, primero
repasemos que es saber ser feliz, es saber plantearnos metas, saber encarar las
adversidades con optimismo y esperanza, usar el poder mental para llevar a cabo
nuestros planes y objetivos, vivir saludablemente, tener autoestima y practicar
el altruismo; Richard Layard, en su libro “La felicidad, lecciones de una nueva
ciencia”, plantea que las personas más
felices tendrían dos características centrales: el ser compasivas y
agradecidas. Todas estas características y virtudes que hacen feliz a una
persona pueden ser desarrolladas mediante la enseñanza y el ejemplo.
Los niños absorben como esponjas todo lo que ven y
sienten del ambiente donde se crían,
sobre todo de sus padres o de las personas que ejercen esta función, son el
espejo donde se miran, inculcarles
emociones positivas es importante para que crezcan fortalecidos y no
sean propensos a experimentar emociones negativas y a su vez ellos serán
generadores de climas emocionales positivos y optimistas.
Según la Fundación Alejandría, la felicidad de los niños se
expresa en la risa y en su vitalidad, el
mundo de los niños es el juego, mediante el cual imaginan, imitan, descubren,
inventan y sueñan, desde aquí se les puede enseñar que todo lo que hagan debe
ser realizado con amor y esperanza, las problemáticas de su pequeño mundo
abordarlas con positivismo, porque la felicidad no es la ausencia de malos
ratos ni obstáculos, sino que más bien son el pan de cada día y es cuando
debemos enseñar a afrontarlos y saber manejarlos.
Los psicólogos
proponen fomentar:
La gratitud, la amabilidad, el trabajo en equipo, la
comunicación, integridad, y hacer actividades con nuestros niños, son 15 las
claves que fomentan la felicidad infantil:
1) Amarlo sólo por
ser nuestro hijo.
2) Saber expresarles
verbal y físicamente los sentimientos. Manifestarle con mensajes claros nuestro
amor hacia él.
3) Inteligencia
emocional. Los niños deben aprender a controlar y regular sus emociones para
resolver los problemas de manera
pacífica. Eso genera tranquilidad y armonía en su carácter.
4) Fijarle límites,
y no sobreprotegerlos.
5) Mostrarles que
los errores son una oportunidad de aprendizaje
6) Enseñarles a dar
las gracias, la gratitud favorece la estabilidad mental y enriquece el crecimiento
de los niños. Los niños valoran más lo que tienen y a su entorno.
7) Confiar en su
habilidad para resolver dificultades. Los niños son más felices si consiguen
sus objetivos por sus propios méritos, debemos animarles en este sentido.
8) Ser positivo.
Les mostramos que las adversidades son temporales. Los niños educados en un entorno positivo son
más seguros y creen más en sí mismos. Tienen mayor control de su mente.
9) Practicar la
sonrisa expansiva y el buen humor, la esperanza
y el amor.
10) No etiquetar. Se debe evitar rotular a los niños.
Decirles “eres malo”, “eres llorón”, les predisponen a moldear su actitud para
encajar en este perfil.
11) Mantenemos la esperanza aún en situaciones difíciles
12) Cultivamos los valores y las virtudes
13) Respetar sus emociones
14) Guiarlos a través del afecto. Debemos dar su justo valor
a las cosas y a las situaciones, extinguir conductas como pegar, insultar o
faltar al respeto.
15) Fomentar sus logros personales. Estimular la
independencia de los niños, potenciará su autoestima, su seguridad y la
confianza en sí mismos.
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